martes, 21 de junio de 2011

NO LOS ABANDONES

Hoy no hay hogar, es sólo un paradero, con carro para estar afuera y con la televisión para estar adentro.
Ya no hay amor en el hogar, y por eso hasta los niños se adoctrinan en el sexo con la ilusión de poder encontrarlo.
El nido de hoy está vacío, y el ala calientita de las madres la van a buscar en las drogas. Hoy nadie los está esperando al llegar, y se acompañan con la televisión y con los grupos.
Hoy nadie se sienta con ellos y les va tocando el corazón, abordando sus traumas, sus problemas, sus vacíos ¡mirándolos por dentro!
Y ellos vuelan en la calle, se destacan en locuras, se definen en extravagancias, se pierden en un ambiente tan hostil y una tierra tan peligrosa.
Se creen muy conocedores, muy astutos, muy hombres. Y quieren ser alguien: que los nombren, que los valoren, que los estimulen, que los distingan... Y cargan el fracaso de ser para los padres unos pobres muchachos insignificantes.
Quieren vivir, sin conocer la vida; experimentar, sin conocer la profundidad del vicio. Quieren nuevas sensaciones, pero sin fuertes valores y sin buena base de sustentación.
El hijo es como un mundo en miniatura: hay que caminarle sus calles para conocerle sus rincones; hay que entrar en su edificio para ver cómo andan sus tornillos; hay que ver por qué palpita, por qué llora y por qué ríe. Que lo encadena y qué lo desata. Qué busca con afán y qué teme con angustia.
Qué lo serena y qué lo desquicia. Qué puede dominar y qué o quién lo hace sucumbir.
Escúchalo cuando te hable, descúbrelo cuando te mire y ámalo cuando te necesite.
Oye su opinión, permítele equivocarse y da una medida y una explicación justa a todo lo que permitas y a todo lo que niegues.
Síguele el rumbo, las alteraciones de su carácter, el cambio de amigos, las curiosidades que lo turban...todas esas cosas cotidianas que te lo enseñan, te lo describen, te lo delatan.
¡Ayúdalo! ¡Dedícale tiempo! Porque no es un extraño: es tu motivo, tu fuerza, tu luz.


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