martes, 21 de junio de 2011

VOLVER A SER NIÑO

Si quieres volver a ser niño, cualquiera que sea tu edad ahora, basta que lo desees intensamente y yo te aseguro, que podrás lograrlo.
Tendrás, eso sí, que reacomodar prioridades, esas que a veces quitan el sueño, y despojarte de tantas trivialidades que hoy privilegias como trascendentes y verlas con una mirada diferente, como un día lo hiciste en tu infantil inocencia, y asombrado te encontrarías ante tantas sorpresas, que tu mente y tu corazón pensarán cuán desviados estaban de la ruta original que constituyó tu alegría de vivir, cuando fuiste niño.
Tendrás que aceptar, por ejemplo, y a pesar de la risa burlona de tus amigos, que los ángeles existen, aunque los hayas visto sólo en sueños. Veras que tus manos son más pequeñas y por ello todavía necesitan de otras que las guíen y las sostengan, pero que a pesar de eso representan la esperanza del mundo, y expresarías con gozo que tu padre, es la persona más sabia del universo entero, y tus amigos, el horizonte de tu felicidad.
Podrás comprender claramente porqué el regazo de una madre es el más tibio y bello, porque de él procedes y es incondicional. Lo que no podrás decir de otros que más tarde te ofrecerán abrigo.
Verás sin molestia, que en tu camino no existe todavía la ambición, que las modas aún no te seducen y que el juego existe tan sólo por el placer de jugarlo. Qué la idea del éxito aún es incluyente y no sofisticada y que la sencillez de tu mente, aún no contaminada por el espejo social, no contempla dobleces, ni la absurda decepción que experimenta el adulto por no crecer tan rápido como quisiera.
Comprenderías, sin entenderlo cabalmente todavía, por qué la amistad es el vínculo que nos domestica; cuál es la verdadera razón de su búsqueda sistemática de cariño, que tiene sus raíces en el corazón y sabrías cómo la solidaridad es posible, porque requiere tan sólo de una sonrisa.
Quizá contemplarías asombrado cómo los adultos aún pelean por dinero, las posesiones, el poder y la vanidad. Y cómo por ello su mirada se ha vuelto opaca para distinguir lo esencial de lo que no lo es.
Pero si decides volver a ser niño, tendrás la satisfacción, ahora consciente, de percibir claramente todo aquello que disfrutaste en plenitud un día cuando lo fuiste. Que te amarán por lo que eres y no por lo que produces, que tu sonrisa será la recompensa más anhelada; que dormirás plácidamente en tu frágil inocencia; que no sentirás miedo a la muerte ni al porvenir y no tendrás que atesorar para un retiro aún inimaginable.
Si te decides a ser niño de nuevo, el mundo no tendría guerras, el fundamentalismo no tendría cabida en nuestra tierra, se premiaría la sencillez y no el rebuscamiento y se apostaría sin titubeos a la felicidad común con la certeza de que fuimos creados para encontrar en los demás la semejanza que nos conduce al verdadero éxito, que es el reconocimiento de la propia filiación divina, por la que finalmente entendemos que todos, somos hermanos.
Un filósofo, dijo alguna vez, que si de verdad queremos comprender al amor, deberíamos volver a ser niños, porque en ellos no hay recelos, ni dudas sino sólo espontánea naturalidad en el abrazo y la ternura. Tal vez, por ello Cristo afirmó que si no nos hacemos como niños, no entraremos en el Reino de Dios. Cuando un doctor de la ley le preguntó cómo podría ser aquello, puesto que no podemos entrar en el seno de nuestra madre y volver a nacer, Cristo, sólo sonrió ante semejante pregunta, pero reiteró la necesidad de ese nuestro renacimiento. En realidad, volver a ser niño no consiste en lo que el sabio doctor interpretó.
Es simplemente ver con mirada transparente la belleza de un mundo que nuestra necedad ha convertido en esa cadena de egoísmos que sólo es capaz de construir el lado oscuro del corazón del hombre. Pero quizá, la razón más valida de por qué debemos volver a ser niños es que finalmente es cierto, que no son los adultos los que hacen adultos a los niños. Son los niños lo que hacen adultos a los adultos.
Y ahora dime, ¿quieres volver a ser niño?



No hay comentarios:

Publicar un comentario