martes, 21 de junio de 2011

EN CASA ES OTRA HISTORIA

Tropecé con un extraño que pasaba y le dije perdón.
Él contestó discúlpeme por favor; no lo vi.
Fuimos muy educados, seguimos nuestro camino, nos despedimos, pero
en casa es otra historia al tratar a los nuestros, ancianos, jóvenes o niños.
Más tarde, al estar en casa arreglando el lavabo del baño, estaba mi hijo muy cerca de mí. Al voltear casi le pego, "Quítate" le grité. Él se retiró sentido, sin que yo notara lo duro que le hablé.
Estando todavía despierto antes de acostarme Dios en mi alma me dijo suavemente:
"Trataste al extraño cortésmente. Pero heriste al niño que amas.
Ve al baño y encontrarás unas flores en el piso, cerca de la puerta.
Son las flores que cortó y te trajo, rosa, amarilla y Azul. Estaba calladito para darte la sorpresa y no viste las lágrimas que llenaron sus ojos."
Me sentí miserable y empecé a llorar. Suavemente me acerqué y me arrodillé junto a su cama y le dije, "despierta pequeño, despierta".
¿Son éstas las flores que cortaste para mí?, él sonrió y dijo:
-"Las encontré junto al árbol. Las tomé porque quise regalártelas"
-"Hijo, siento mucho lo que hice, no te debí gritar".
Él contestó, "Está bien papi. Yo te quiero de todos modos."
"Yo también te quiero y me gustan las flores especialmente la azul".
Toma en cuenta que si morimos mañana, en cosa de días la empresa cubre el puesto.
Pero la familia que dejamos sentirá la pérdida por el resto de su vida.
Piensa en ello, nos entregamos más al trabajo que a nuestra familia...
¿no crees que es una inversión poco inteligente? Ojala que tú mi querido lector sepas valorar a tu familia y no vivas en el error de dejarla en segundo lugar recuerda que “el buen juez por su casa empieza”


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