martes, 21 de junio de 2011

A VECES SOMOS NECIOS

El célebre y contradictorio personaje sufí Mulla Nasrudín visitó la India. Llegó a Calcuta y comenzó a pasear por una de sus atiborradas calles.
De repente vio a un hombre que estaba en cuclillas vendiendo lo que Nasrudín creyó que eran dulces, aunque en realidad se trataba de chiles picantes.
Nasrudín era muy goloso y compró una gran cantidad de los supuestos dulces, dispuesto a darse un gran atracón.
Estaba muy contento, se sentó en un parque y comenzó a comer chiles a diestra y siniestra.
Nada más de morder el primero de los chiles sintió fuego en el paladar. Eran tan picantes aquellos “dulces” que se le puso roja la punta de la nariz y comenzó a soltar sollozos y lágrimas que caían como ríos hasta los pies.
No obstante, Nasrudín continuaba llevándose sin parar los chiles a la boca.
Estornudaba, lloraba, hacía muecas de malestar, pero seguía devorando los chiles. Asombrado, un paseante se aproximó a él y le dijo: –Amigo, ¿no sabes que los chiles sólo se comen en pequeñas cantidades?
Casi sin poder hablar, Nasrudín comento: –Buen hombre, créeme, yo pensaba que estaba comprando dulces.
Pero Nasrudín seguía comiendo chiles. El paseante dijo: –Bueno, está bien, pero ahora ya sabes que no son dulces. ¿Por qué sigues comiéndolos?
Entre toses y sollozos, Nasrudín dijo: –Ya que he invertido en ellos mi dinero, no los voy a tirar.
*MORALEJA: No seas como Nasrudín. Toma lo mejor para tu superación interior y arroja lo innecesario o pernicioso, aunque hayas invertido años en ello.


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