martes, 21 de junio de 2011

PADRE NUESTRO CONYUGAL


Padre nuestro que estás en el cielo. Como esposos te invocamos anhelando crecer en el amor hacia ti y entre nosotros.
Santificado sea tu Nombre. Y así como, con amor, te santificamos, con amor queremos santificar a nuestra esposa, a nuestro esposo, creciendo en el amor, en el respeto, en la fidelidad, en la entrega, en la confianza...
Venga a nosotros tu Reino. El Reino del amor, donde prevalezca la maduración cotidiana de la relación matrimonial, convirtiendo nuestro hogar en un paraíso.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Te pedimos, Padre, que nos ayudes a aceptar, también la voluntad del otro, que es expresión de su interior, de su amor, de sus limitaciones, de su búsqueda y hasta de sus errores. Aceptándola aprenderemos a servir mejor y creceremos en la vida matrimonial.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Te expresamos la confianza filial y te pedimos el sustento cotidiano pidiendo la gracia de que nuestro trabajo sea solidario, pleno y sin mezquindades.
Perdona nuestras ofensas como perdonamos a los que nos ofenden. Y te pedimos saber disimular y perdonar lo que pueda molestarnos del otro, amando su propia identidad.
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. A tu imagen, debemos protegernos entre los cónyuges, asistiéndonos en nuestras necesidades y dificultades.


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