martes, 21 de junio de 2011

¡AH, EL AMOR!

Cuando decimos que amamos a alguien... ¿estaremos en lo cierto? ¿Cómo saberlo? He aquí algo para reflexionar:
Ante la presencia de la persona supuestamente amada... ¿Simplemente te sudan las manos, tu corazón se acelera y no te sale la voz?
Eso no es amor... es nerviosismo ¿Simplemente no puedes quitarle tus ojos ni tus manos de encima?
Eso no es amor... es lujuria ¿Simplemente sientes orgullo de que te vean a su lado?
Eso no es amor... es suerte ¿Quieres a esa persona sólo porque siempre "está allí"?
Eso no es amor... es soledad
¿Estás a su lado porque sabes que eso es lo que ella y todos quieren? Eso no es amor... es lealtad ¿Estás a su lado sólo porque te prodiga cariño o toma tu mano?
Eso no es amor... es confianza
¿Estás con ella sólo porque al verla, sientes que te da un brinco el corazón?
Eso no es amor... es pasión ¿Perdonas sus errores sólo porque ella te importa? Eso no es amor... es amistad
Entonces... ¿Cuando estás realmente enamorado? Cuando... La tristeza de la persona amada... te hace sufrir. Su pena, aunque ella sea fuerte... te hace llorar.
Sus ojos son capaces de ver tu alma y de tocarla tan profundamente, que... duele. Una ciega e incomprensible conexión te atrae y te mantiene a su lado sin echar de menos a otras que simplemente te atraen. Sí, esto es amor... ¿Por qué amamos? ¿Por qué el amor es lo que más buscamos en la vida? ¿Por qué deseamos tan vehemente estar enamorados?
La respuesta es sencilla: Cuando el amor es correspondido, no sientes pena, agonía ni tortura, deseas a la persona amada, ella exalta tu pasión; sientes orgullo de tenerla a tu lado; te encanta saberla "allí", no concibes tu vida sin ella; cuando no está a tu lado, el solo pensar en ella... te hace sonreír con ternura; cuando te acaricia o toma tu mano, te transmite tal confianza que te sientes capaz de conquistar el mundo; el saberla a tu lado y de tu lado te hace soñar en el futuro, llena tu vida de ilusiones.
Ese divino coctel de sentimientos es el AMOR. Te hace vivir una sensación tan sublime... que hace de él un sentimiento adictivo y...sólo cuando lo pierdes, el vacío que deja... te tortura... te causa una profunda agonía... una honda pena...

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